jueves, 22 de marzo de 2012

Perón y la Proposición del 12 de octubre


PERÓN Y LA PROPOSICIÓN DEL 12 DE OCTUBRE


Discurso de Fransuá Shibollet en la plaza Pinasco


Como de costumbre, y siempre de
sorpresa, en una húmeda tarde otoñal de Rosario, encuentro a Fransuá Shibollet caminando por la plaza Pinasco, subido a una pequeña tarima y hablando a un grupo de personas que se habían arrimado en derredor suyo.

Alcancé a grabar un poco de su discurso con el reproductor de música que casualmente llevaba encima; desconcertado de encontrarlo a Fransuá, luego de un tiempo de no tener noticias sobre él, y hablando de temas harto intrincados a un público muy particular. He aquí la desgrabación:


- Compañeros! No más que ustedes saben lo que para Juan Domingo Perón representaba el tema de la lealtad del sujeto al significante. Todo esto que les estoy diciendo va en esa dirección, no es cierto ?

[...]

[el público se mira entre sí]

- Ustedes saben que está de moda esa frase de que el analista es quien se autoriza de sí mismo... y acto seguido, encuentran a cualquier salame autonominándose como analista y haciendo cualquier movimiento que pretenda erigirse como Ético.

- Este es un problema muy serio, en el que cada cual dice cualquier cosa, y todas las opiniones parecen niveladas a lo mismo, como inmejorablemente lo retrató el tango Cambalache, es “lo mismo un burro que un gran profesor”, y así “uno vive en la impostura y otro afana en su ambición”.

- Es por eso, compañeros, que voy a recordarles la Proposición del 12 de octubre, en donde el nombre de Perón y el de Freud se anudan en un mismo significante. ¿Saben a qué me estoy refiriendo?

[la gente vuelve a mirarse entre sí y rotan sus cabezas horizontalmente como indicando una negación]

- El significante del que les hablo, no es ni más ni menos que el del inmortal don Miguel de Cervantes Saavedra.

[...]


- Sí, y aquí les estoy hablando de algo más que de esa “fraternidad de los decires”, como suelen decir por ahí, entre la discursividad de Freud, como la de Juan Domingo.

- Vayamos por parte. En aquella Proposición, pronunciada en la Academia Argentina de Letras, en homenaje a la memoria de Don Miguel de Cervantes Saavedra, Perón produce un movimiento muy particular en relación al autor del Quijote.

- ¿Qué es lo que hace Perón ahí? Sienta las bases de nuestro país, y lo impulsa a autorizarse sobre sí mismo. Rompiendo las ataduras que pretendían tender un manto de inferioridad en relación a nuestra gran historia, y más precisamente al enraizamiento cultural de donde provenimos y del que nos quieren hacer avergonzar. Porque “cuando un Estado no es dueño de sus actos, de sus decisiones, de su futuro y de su destino, la vida no vale la pena de ser allí vivida.


Perón y la proposición del 12 de Octubre
(fragmentos de la proposición: http://ulafi.com.ar/?p=74 )


- Decía
Perón: “Destino maravilloso el de Cervantes que, al escribir el Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, descubre en el mundo nuevo de su novela, con el gran fondo de la naturaleza filosófica, el encuentro cortés y la unión entrañable de un idealismo que no acaba y de un realismo que se sustenta en la tierra. [...] Ningún autor ha penetrado de manera más natural y expresiva en la entraña popular, en el río pintoresco en que bogan, como bajeles de mil colores, las esperanzas, angustias y emociones de los humildes.

- En este contexto recordarán todo lo que tuvo que luchar Freud, para reconsiderar todo aquello que una ciencia obtusa se empecinaba en desestimar. Es decir, traer de nuevo a escena cuestiones candentes como los sueños, la sexualidad infantil, o bien, ese saber jugar con las palabras, esa sensibilidad para decir con el lenguaje lo que no se puede decir, esa agudeza y esa gracia que nombró como Witz, en fin, todo aquel saber que circulaba como sabiduría popular.

- Claramente, supongo, les venga a la memoria esa carta que Sigmund Freud le escribiera al señor Luis López Ballesteros y de Torres el 7 de mayo de 1923, confesándole que de muy joven “el deseo de leer el inmortal «Don Quijote» en el original cervantino” lo hubo de llevar a aprender “la bella lengua castellana”.

- Ahora bien, no sé si estarán al corriente de lo que implicó esta afición juvenil, promediando la adolescencia de Freud, cuando con su amigo Eduard Silberstein, crearon la Academia Castellana.


- Movidos por una transferencia fascinante hacia el mundo cervantino, decidieron aprender la lengua castellana sin gramática ni profesor. Esta afición por la literatura, y mucho de lo que en ella había de picaresca, llegó incluso hasta el punto en que tanto Freud como Silberstein, tomaran los nombres del “Coloquio de los Perros”, para dar marco a un intercambio de cartas que hubo de durar aproximadamente 10 años (1871-1881); cuyas misivas alternaban entre el alemán y el español. Freud había tomado el nombre del perro Cipión, y Silberstein el de Berganza. Hay quienes ven no pocas influencias de Cervantes en general, y de este Coloquio en particular, en la obra de Sigmund Freud (Edward Riley es uno). Aquí les muestro un fragmento de una de las cartas.

(Fransuá, ya transpirado, levanta unos manuscritos ante la mirada atónita del público)

- Bueno, había empezado diciendo que quería tratar el problema de la lealtad del sujeto al significante, y para eso les hablé de la Proposición, y les recordé a Freud y a Perón. Pensarán que me fui de tema, pero no es así, porque aquí también trabajamos como el funámbulo, es decir, sin emplear ninguna red, básicamente porque estas cuestiones así lo requieren.

- Quiero recordarles también que esa época, era una época muy intensa. Levi-Strauss acababa de publicar Las estructuras elementales del peronismo, y con la publicación de la Proposición se ponía en la picota la espinosa cuestión de las agrupaciones entre analistas; ensaladas de pequeños narcisismos, que como decía Perón, no son más que pajarito en polenta, ya que el centro del asunto no pasaba por ahí. Esta confusión provenía del supuesto de que las agrupaciones entre analistas se ordenaban por una cierta distribución del chisme. Capitulaban así a caer en el dominio de la comprensión, y más aún cuanto más obvio les parecía, creían tener la llave del acceso. Pero otra vez más podemos decir que “lo que es bien conocido, y precisamente porque bien conocido, no es conocido” como en su Fenomenología lo alertaba Hegel. Es que así escamoteaban lo principal, que no es ni más ni menos que su vacío de pensamiento. Como dijo Lacan en 1956: “La anécdota aquí como en otras partes disimula la estructura”.

- Pero vayamos a lo principal. ¡Ustedes saben, compañeros!, aquellas grandiosas horas en que se fraguó nuestro movimiento...sí!, luego de tanta resistencia y proscripción, en los aciagos días pasados desde el exilio y la excomunión! Les estoy hablando, ni más ni menos, de aquella oportunidad en la que Perón delegó su mando en Cooke como jefe de la resistencia!

- ¿Es que se dan cuenta adónde estoy apuntando?

[...]

- ...en esa delegación a Cooke, vemos que éste último, lejos de autorizarse a sí mismo, lo hace en relación al significante, ¿notan la diferencia? ¿pueden advertir a qué quiero ir con esto?

[“A qué cosa Fransuá!!” espetó un oyente anónimo como si al mismo tiempo reprimiese un agravio]

- Bueno, es preciso retomar las palabras del Viejo cuando estableció en 1956 la sutil diferencia en su Seminario 3 entre "Tú eres el que me seguirá" y "Tú eres el que me seguirás". Allí podemos retomar muchas cosas que fueron mal interpretadas en la historia de nuestro movimiento. Recuerden esto que les marqué: año 1956..., 2 de noviembre, fecha en que Perón se lo hace saber a Cooke:

En este concepto su decisión será mi decisión y su palabra la mía. En él reconozco al único jefe que tiene mi mandato para presidir a la totalidad de las fuerzas peronistas organizadas en el país y en el extranjero y sus decisiones tienen el mismo valor que las mías.

- Astuto como pocos, el león herbívoro le envía esta misiva, sabiendo que aquél percibía la sutil diferencia previamente anunciada ese año en el susodicho Seminario. Es en este preciso pasaje donde Perón confió en el BB Cooke.

- En el primer caso (“Tú eres el que me seguirá”), encontramos una apelación en donde el otro queda reducido claramente a una posición de objeto, mero acompañante de un líder –que puede ser de turno–, lo que presagia lo peor en cuanto la tortilla comience a darse vuelta.

- En el segundo caso (“Tú eres el que me seguirás”), la delegación misma es la que anuncia la emergencia del sujeto y la posibilidad, en ese mismo acto, de la lealtad al significante. Rodeado de una caterva de alcahuetes y adulones, Perón sabía que podía confiar en una persona como John William Cooke.

- Pero volvamos, ustedes saben que en Situación del peronismo en 1956, están las bases que operan como real antecedente al texto de la Proposición. Ahora bien, tuvimos que esperar hasta 1964, año en que se fundó la ESP (Escuela Superior Peronista), para dimensionar el revoltijo que esto produjo...

- La Proposición funcionó como acto y acta de fundación, en cuanto a la creación de esta Escuela. Sabrán también que hay una versión escrita y otra que es oral, pueden consultarlo con el Brujo Miller. Allí se redactaron los estatutos, se creó el dispositivo del pase, y se hizo la distinción entre grados y jerarquías intervinientes dentro de ella misma.

- Podemos recordar a los AME, AE y AP. Siendo el primer grupo correspondiente al Analista Montonero de la Escuela, el segundo al Analista del ERP, y considerando al último como Analista Peronista, sin más.

- El pase, aquí, era un deseo de Lacan, o más precisamente, era el retorno a Perón, como bien se extendió en todos los ámbitos como consigna de lucha, en esta nueva modalidad en relación a los analistas. Para decirlo con más claridad: era un llamado a filas.

- De este modo, mediante el dispositivo del pase, se debía dar un testimonio del recorrido transitado para constituirse auténticamente en AP (Analista Peronista), demostrando así una lealtad y una fidelidad a Lacan, sin rémoras ni vanguardismos ilustrados como pretendían los AME y los AE.

- En definitiva, lo que se planteaba, era “otro modo de reclutamiento acorde al discurso lacanocookista”, un lazo, que no fuera el de la Identificación. Claro, ustedes ven a esos extraños personajes con la prisa de aprenderse la marchita dos horas antes de acudir a cualquier reunión, o -¡por dios!-, no dejando pasar ninguna oportunidad de ser fotografiados haciendo la V con las manos y trasuntando cierto aire de heroísmo jactancioso.

- Era algo usual en esa época, pero se ve que ese modo de reclutamiento dejó de interesarle a Jacques Lacan, si bien sabía que con los buenos, no iba a llegar. En la Proposición el Viejo hablaba claramente de estos “seres que se distinguen por la nulidad de su pensamiento”. Más en detalle, que “la nulidad de la incompetencia no es lo marcado por la diferencia significante”; porque cualquier cosa se suple “en el centro” en este vacío que se rellena con discursos sobre la bondad, y con un estilo bien a lo Bentham, pretendiendo representar sobre sí la posición de “el mayor bien para el mayor número”.

- Para Lacan, aquí se empezaban a agudizar las contradicciones, como también se iniciaba el deslinde entre lo que se dio en llamar el nombre del padre y el padre del nombre. Claro, sobraban los oportunismos. Ustedes saben que el oportunismo en última instancia no es algo a criticar, no seamos necios, todo ente relacionado con la política sabe que debe contar con él, y por supuesto, no va a faltar nunca quienes pretendan tomar el nombre (que no va de suyo y tiene su genealogía), para hacerse los padres ante los demás. Pero “no es lo mismo el padre como nombre que como aquel que nombra ”, según lo desarrollaba en el Seminario 23, “como cuarto elemento sin el cual nada es posible en el nudo de lo simbólico, lo imaginario y lo real.”

- Este intento del Viejo fue uno de los últimos ensayos de ordenar al movimiento, antes de los tristes acontecimientos a los que arribaron. Bajo estas circunstancias la primera que saltó fue Maud Mannoni. Recuerdo sus palabras:

Usted está demasiado viejo para cambiar, pero los otros son todavía más viejos que usted [...] Puedo decirle lo que habría que hacer para volver viva a la Escuela, pero es que Usted está en dificultades con usted mismo, pues no quiere que se las toque (sus estructuras), entonces no se las toca, y la Escuela (sus analistas, su enseñanza) está en vías de convertirse en el museo Grévin.

***

( en este momento comenzaban a chispear gotas del cielo, lo que impidió continuar el relato de Fransuá, que se dirigía en ese momento a mayo del ’68, sobre los conocidos sucesos acerca de quienes le increparon para que asumiera determinada posición, lo que precipitó en su famoso discurso relativo a que “las organizaciones sindicales se han mantenido inconmovibles, y hoy resulta que algunos imberbes pretenden tener más mérito que los que durante veinte años lucharon”. El resto, es historia conocida).



22 DE MARZO DE 2012
Juan Pablo Carrascal