domingo, 28 de marzo de 2010

Paso a pase con Lacan o irse al sobre?

Lacan inventó el dispositivo del pase para decir que quien tiene la palabra sobre su análisis es el paciente y no el analista. No obstante, hubo que esperar 50 años hasta que un equipo de psicoanalistas inventara un dispositivo para darle la palabra al acompañado y dinamitar así el discurso hegemónico de los acompañantes.

La inquietud surgió hace mucho tiempo en el equipo interdisciplinario dirigido por Cura Pancina. Distintos proyectos consiguieron dictámenes en los Carteles de la Escuela, pero el consenso se logró a través del dispositivo “irse al sobre”.

El modelo, aclaran de inmediato, no busca convertirse en una mera técnica a aplicar --“se trata de ver situación por situación”— repiten.

El proyecto fue probado en una granja para recuperación de adictos y otras yerbas. La experiencia mostró que era necesario constituir un lugar simbólico que todos anhelaran, el lugar de AGM. (acompañado granja del mes) “Al principio nadie quería sumarse, pero se ve que las cosas se pusieron bravas, o que algo les hizo un clik, porque a la semana se peleaban entre ellos para presentarse. Era impresionante los golpes que se hicieron a sí mismos”.

“Entonces les dimos hojas y biromes con la indicación de que escribieran 40 líneas antes de dormirse, cuando los efectos de la medicación estaban más presentes. Al principio no era así, pero nos dimos cuenta que de este modo el paciente no divagaba metonímicamente, y nos ahorrábamos una corrección penosa al día siguiente”.

“ Cuando están cagados de sueño es más palo y a la bolsa… están más cerca de su verdad”

Así, mientras preparan la edición de un libro escrito por AGMS, nos adelantan algunos Testimonios:

Nilda de Campana (76 años)
“A mí me gusta que vengan tempranito, yo les preparo el mate encantada, tan jovencitos, y si traen bizcochitos, y, mejor, soy golosa, jaja. Y si cuando pasa la fresca de la mañana se viene un paseito, yo chocha, porque me dijo el médico, el otro, el común, Nilda usted tiene que mover esas piernas, y los chicos lo entienden sin que yo se los haya comentado, y hasta me llevan del brazo, tan caballeros, y me muestran, por ejemplo dicen, mire Nilda, qué sol tan espléndido, o mire cuánta gente simpática que la saluda, salude Nilda. Y así, jaja, la paso de bien. Después me retan, cariñosamente, cuando me tomo el vermusito antes del almuerzo, y sí, a veces me tomo tres vasitos, y tienen razón, me da hipo. Y con el cigarrillo lo mismo, suelte esa porquería me dicen, jaja, qué picarones. A veces también me preguntan mucho por mi familia, que está lejos y no escriben, los hijos, y bueno, yo a veces lloro, y ellos dicen que eso está muy bien. Cuando se van sigo llorando, pero está muy bien, si ellos lo dicen yo les creo, aunque me agarren retorcijones en el estómago. Y bueno, una está vieja, y le viene bien un poco de juventud, y son profesionales ellos, eso dijo el médico, el otro, el que me sacó del sanatorio.”

Diego de General Bermudez (32 años)
“Qué sé yo, todo bien, a mí me da igual. No sé, son todos medio pelotudos si me preguntás, no sé a qué mierda vienen. Pero antes de estar en ese lugar lleno de maricones que quieren dejar la droga porque les lavan el cerebro...éstos que vienen ahora son unos giles si querés saber, vienen con cara de amigos y te pelan cada una que casi que prefiero a los maricones. Viene éste por ejemplo al mediodía siempre con una pomelo de litro y medio, y una mueca en la cara que no sabés si se está cagando o si te la piensa meter ya sabés por dónde la botella. Yo no me la tomo la pomelo. Cuando se va me clavo un porrón en el kiosko de la esquina, total tengo media hora hasta que venga el próximo y mi abuela duerme. Hay uno que me trae faso cada tanto, ese es copado, pero después se hace el amigo y me entra a preguntar cosas de la granja y de cómo me siento. Se piensa que porque estoy drogado soy pelotudo. Él no le da ni una seca, pedazo de maricón.
Son emisarios de Satanás, también el psiquiatra, el que los manda, y me quieren meter cosas en el cuerpo, como a la mañana esas mediaslunas, un día partí una y en el medio habían escrito una S en negro, que no era una S me dijo el otro, que era azúcar negra, que tortitas las llaman. Tortitas las pelotas. Un día los voy a matar a todos y voy a ser el próximo Charles Manson, a mi abuela también, aunque no esté buena como la minita de Polanski."

Carlos de Quilmes (52 años)
“No están mal los muchachos, las chicas tampoco. Pero bueno, uno ha vivido, y la inocencia se huele de lejos. Dejé el chupi hace dos años, después me quise pegar un tiro y no dio resultado, y de pronto esta manga de estudiantes del cerebro humano que a ver por qué lo hice. Al principio no me preguntaban directamente, pero me miraban con una piedad que me sentía Cristo resucitado. Después, cuando no pudieron sacarme ni tres palabras ya me miraban con lástima y preocupación. Yo miraba la tele, no sé, Mirta, Susana, algo que los enervara, pero ellos siempre con la misma carita de paciencia leyendo sus libritos sobre el funcionamiento del cerebro humano, el mío incluído supongo. Necesitás algo Cacho? Todo porque mi mujer me dice Cacho, atrevidos, y la muy boluda que les da de comer. Un flor de pelotudo, eso sí, un día que mi mujer no estaba, me trajo una botella de ginebra, para probarme seguro. Vos esto ya lo controlás Cacho, me dijo, sos más fuerte que ésto. Tenía un olor a alcohol el pibe que daba miedo. Pobrecito. A ese lo sacaron a patadas. No soy un botón, pero todo tiene un límite.”

lunes, 22 de marzo de 2010

Efecto carótida.

Diario Perfil: “¿Te enteraste del efecto carótida?”, continuó el peronista, y agregó: “Después de la operación, Kirchner subió un 10% su imagen positiva”.

Ramble Tamble: “Obvio que el crecimiento de imagen no es atribuible a la salida de la crisis, la perspectiva de crecimiento, los récords de consumo, el plan de asignación a menores.... No, no, no: Se trata del efecto carótida!”

El día de la operación de Néstor, nos encontrábamos en un cumpleaños clase mediero estilo Tenembaum, con un poco de Nelson Castro, algo de Pino (siempre a condición de que no gane nunca). Recordamos preocupación… “te imaginas…se muere este tipo, se desarma el PJ, queda esta mina melancolizada…” Y sí, en la operación de Néstor se juega Tu futuro, respondimos nosotros, sin buscar contener.

Cuando volvíamos para Robetson, alguien dijo que en el odio de la clase media hay un deseo de extinción del otro, pero como decía Freud, el neurótico rechaza la fantasía (sostén del deseo) cuando es posible de realizarse.

Aparte, no es para obviar que un oído como el del Pocho haya tomado nota de las reacciones histéricas de sus alumnas frente a los Kirchner, a quienes vestían con ropajes del perverso.

“Pero por ejemplo, hay un discurso con el cual yo no coincido, que es suponer que los actos de gobierno de Kirchner, que Kirchner es un perverso que se ríe para la televisión cuando están bajando la foto del general Bignone, que es un genocida. Yo no creo que Kirchner se reía, ni era para la foto. Creo que es una convicción de Kirchner, que es un hombre que ha llevado adelante una política en derechos humanos”

“Pero, también, está bien que pensemos las categorías que usamos para describir. Porque sino yo pienso que este mundo es un mundo de perversos que hacen cosas para salir en la televisión. Y no, no es así.”

La construcción de los medios coloca a los k como unos gozadores que procuran ubicarse en el lugar de la ley y desde allí imponer cual tirano, su deseo frente a los indefensos ciudadanos. Quizá la intervención quirúrgica “pinchó” ese muñeco mediático atemorizante. “Es un pobre tipo, se va a morir (algún día)como todos, pobre la esposa, los hijos”.

Entonces habría 3 preguntas rondando en la psiquis cacerolística.

¿Qué pasa si Néstor no está?
¿Qué soy para Néstor?
¿Puede la Oposición ejercer un gobierno?

domingo, 21 de marzo de 2010

1era Epístola de Fransuá Shibolett dirigida a los miembros de la escuela.

Existe un principio de orden práctico que aconseja; hablar mucho de la clínica, poco de los otros y nada de uno, pero en esta ocasión no puedo tenerlo en cuenta porque nadie sobre este tema va a hablar de nosotros.

Una vez más, oposición y oficialismo, han decidido distribuir las presidencias de los carteles y los “más uno”, desoyendo a las urnas del llamado de junio. Y esto no sólo es hacer oídos sordos al resultado eleccionario, sino además minimizar a una fuerza política emergente que viene construyendo sobre bases firmes una clínica honesta y genuina. La dirección nos ha invitado como miembros en minoría para los cárteles de “Magnetismo”, “vida y obra de Janet”, y “Historia del psicoanálisis en Chivilcoy”. Es obvio que quieren silenciarnos.

Nuestro espacio siempre respetó la tradición del recinto y no exigíamos lugares en los cárteles necesarios para la gobernabilidad de la escuela, pero una vez más han montado la escena para seguir mojando la medialuna. Esta actitud es indigna para con la propia ecúmene cultural hispanoamericana.

Estos son los psicoanalistas que supimos conseguir, donde el que no corre vuela, especialistas de lo mínimo, máquinas rentadas por el Estado de estéril producción. Espejos opacos, que imitan pero mal debido a su propia opacidad.

sábado, 20 de marzo de 2010

Qué es Peronismo? - Beantwortung der Frage: Was ist Peronismo?

.
¿Qué es Peronismo?
Beantwortung der Frage: Was ist Peronismo?

Una vez más nos encontramos con la dicotomía progre-peruca, cuando al rememorar el pequeño escrito de Kant, siempre reculamos en chancleta por la autopista Foucault-Progresismo Tilingaux. Y hete aquí que ondeando por efluvios de ya vetustas modas universitarias, nos cruzamos con posiciones similares -y siempre franchutas-, como la del viejo de-certó:

“Mi posición consiste más bien en explicitar mi lugar particular (en lugar de camuflarlo bajo un discurso supuestamente capaz de englobar a los otros), ofrecer la mayor cantidad de propuestas posibles, teóricas y prácticas, para ser discutidas por el grupo, y recíprocamente ejercer una acción interrogativa en los participantes que los lleve a plantear su diferencia y a encontrar en las sugerencias que yo puedo hacer la forma de formularla con energía. Los modelos teóricos propuestos tienen por función destacar los límites (la particularidad de mis preguntas) y posibilitar los desvíos (expresión de experiencias y de otras cuestiones). De esta forma se produce el trabajo común que crea acontecimientos; una serie de diferenciaciones permite a cada uno especificar paso a paso su propio camino en la masa de informaciones intercambiadas.” (¿Qué es un seminario? - Michel de Certeau Publicado en Esprit nº 116, Nov/Dic.1978 Trad. Francisca Comes)

Así nos encontramos otra vez con la terca e insistente postura -desconocemos por qué tal tosudez-, en renegar de aquella verdad incontrovertible ya alojada por el pueblo peruca en las escuchas y registros consuetudinarios. Pero no se trata de nacionalismo pedorro o sublime -que para el caso es lo mismo-. No. No tenemos nada contra los franchutes, y en verdad, no nos cuesta reconocerlo. Es que hasta el viejo Althusser se refería de algún modo y tangencialmente a nuestra posición, es decir, en lo que se refiere a aquello de nuestros antecedentes.

Nos referimos a posiciones y posturas ululantes que en definitiva reniegan de que la verdad es la única realidad, embrollada en lo real. O para decirlo de otro modo, en la primacía de la práctica sobre la teoría. Si no fuera por ello no pudiera comprendense el encono y la furia contra la articulación significante que el lacanocookismo tomara del General:

“Lo que se puede asegurar es que un conductor de la política no podrá jamás conducir bien si él no toma su puesto justo o no establece una comunión absoluta en el orden espiritual con la masa que conduce. Las masas políticas no se conducen por órdenes.
No; hay un “fluido magnético” que une a los hombres que están en una misma causa y les forma un espíritu similar, dentro de esa alma colectiva, que es la primera acción de la política que debe ser conducida.
Esa comprensión [...] obliga al conductor de la política a tomar su perfecta colocación; vale decir, a tener un sentido, una ductilidad y un tacto especiales sobre su ubicación política, su ubicuidad política.
Después que percibí eso, hice una apreciación de situación propia, para ver qué era lo que resumía o cristalizaba todo ese proceso de inducción, diremos, de la masa. Llegué a una conclusión y comencé una prédica, para llevar la persuasión a cada uno de los que me escuchaban sobre qué era lo que había que hacer.
Lo que había que hacer era parte de lo que ellos querían y parte de lo que quería yo.

[...] Lo que yo quería era agradarles un poco a ellos, pero los que me interesaban eran los otros, los que estaban enfrente, los que yo deseaba sacarles. Los dirigentes comunistas me traían a la gente para hacerme ver a mí que estaban respaldados por una masa. Yo los recibía y les hacía creer que creía eso. Pero lo que yo quería era sacarles la masa y dejarlos sin masa.
Es el juego político natural; es lógico.
Cuando les hablaba a los hombres, les decía primero y mezcladito lo que había que hacer, lo que yo creía y que quizás ellos no creían. Pero cuando yo les decía la segunda parte, que era lo que ellos querían, entonces creían todos, y se iban con sus ideas y con mis ideas, y las desparramaban por todas partes. Empezaron por decir: hay un loco en la Secretaría que dice algunas cosas que son ciertas, que nos gustan a nosotros. Llegaban diez y les hablaba a diez; si llegaban diez mil, les hablaba a diez mil; si llegaba uno, le hablaba a uno. Era mi tarea. Mi tarea era persuadir.”

Juan Domingo Perón
Conducción Política
1952
.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Las máximas para la coordinación de acompañantes terapéuticos. Por Fransuá Abelardo Shibolett

• Nunca dé su teléfono fijo a la madre de su paciente psicótico.

• Si está convencida/o de que su paciente es muy hábil, inteligente, brillante para engañarla, pero usted no observa que otros de su equipo aseveren lo mismo, quizá deba reflexionar sobre su propia habilidad, inteligencia o brillantez.

• No se levante de la cama sin reflexionar que su acompañante preferido es el At al que le ha adjudicado pensar como usted.

• Su acompañante podrá ser tímido, callado, manco, sordo, pecoso, o de aquellos que usan sólo bigote, pero recuerde, él no es su paciente, ni tampoco su hijo.

• Una vez por mes se arrepentirá de haber armado un equipo de acompañamiento terapéutico. Si esto no sucede, quizá debiera recomenzar su análisis.

• Cada tanto escuchará imbecilidades se un acompañante, y pensará: ¿cómo se me escapó este en la admisión? Reflexionará que en esa entrevista usted habló más que él. Y sí, fue efectivamente así.

• No constituye un problema que “sus” acompañantes sean “psicoanalistas” frustrados. El problema es que sean acompañantes frustrados.

• Recuerde que es altamente probable que la madre de su paciente paranoico tenga un identificador de llamadas. Si planea seguir la máxima número uno, no la llame desde su fijo.

• Maldecirá a sus acompañantes cuando lo llamen, y también los maldecirá cuando no lo hayan hecho. Podrá descargar parte de su ira existencial allí. Pero recuerde: eso favorecerá componendas grupales.

• Los pacientes podrán ser muy importantes para uno, no así para los otros. Recuérdalo para la escritura y para la conversación.

• La jerga analítica sigue las “leyes” de la palabra y se comunica en el mal-entendido. Con el paso del tiempo, le pedirá a sus acompañantes que le expongan las viñetas como si fuera un cuentito.

• En la experiencia diaria comprenderá que soltar la llave al estilo Breuer es una acción cotidiana. Se verá tentado de llamar a estos breudianos en lugar de freudianos. Pero mejor lea sobre la vida de Breuer, se ahorrará cometer tal estupidez.

• “En psicoanálisis el ABC son 40 años”. No exigirá a sus acompañantes siquiera estar por una “buena” senda. Pero si podrás recitarle la primera oración de esta máxima cuando se vengan con un discursito universitario.

• Escuchará a algunos acompañantes “ampararse” en gente que usted respeta citándolos fuera de contexto. Una parte suya querrá rectificar tal atrocidad. No lo haga. Con frases que usted ha dicho sucederá lo mismo.

• Usted, tendrá en su equipo, acompañantes que hagan “todo mal” y que aún así el paciente lo tenga en alta estima. Comprenderá esto de inmediato. Pero si encuentra dificultades y esto no sucede, vuelva a compartir un almuerzo familiar y preste atención.