martes, 26 de octubre de 2010

La esquizia del ojo y la mirada

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Hacía Lacan esta diferencia, y no en vano, nuestro querido Néstor supo no sólo interpretarla y comprenderla en su fuero íntimo. Esta virtud sólo quedaría en un anecdotario o repertorio de chismografía, si no la hubiera llevado al terreno de la política aquello que supo construir. Y allí cotejando entre las diferencias, a veces planteada por Merleau-Ponty en Lo visible y lo invisible, así pudo conjugar aquello que Lacan retomaba en el Seminario 11 cuando decía: “Lo visible y lo invisible puede señalar para nosotros el punto de llegada de la tradición filosófica”, y además, extendía sabiamente Néstor, el punto de llegada de los medios audiovisuales.
Los goles, aquellos que tenía secuestrado un grupo monopólico todo un fin de semana, pasaron al registro de lo visible para millones de argentinos, que pueden ahora en el campo de lo escópico, sortear lo que antes era tope de su experiencia.

Pero no nos engañemos, no se trata de esta esquizia del ojo y la mirada, relacionada al eso muestra el Fútbol para todos, lo que nos interesa. Tampoco hacer tontas analogías y situarnos burdamente en el plano imaginario del ojo y quedarnos simplemente en la referencia virola. Se trata de algo anterior a su ojo a lo que nos referimos, en la “esquizia en la cual se manifiesta la pulsión a nivel del campo escópico” y su virtud en el campo de la política. Como diría Artemio, habilidad que sólo pocos políticos detentan: la capacidad de sorprender. Como se le escuchó decir una vez al incorregible Luisito D’elia, “éste, te amaga por derecha pero te empoma por izquierda”.
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martes, 19 de octubre de 2010

Segunda editorial de la cátedra libre Oscar Masotta. Contexto y transmisión.

Nuestras prácticas se desarrollan en un marco histórico preciso que compone permanentemente discusiones en el modo de concebir y pensar la clínica psicoanalítica.

Desde la facultad de psicología de Rosario, año 2010, y ya tomando cierta distancia temporal con los grandes nombres propios del psicoanálisis: Freud, Ferenczi, Klein, Winnicott, Lacan, etc., entendemos que esta matriz de discusión ha tendido (sin generalizar) a parcelarse como legado de Escuela.

Lacan en la conferencia titulada “Breve discurso a los psiquiatras”, se burlaba de quienes hacían el trabajo de transmisión sin citarlo. Decía: “¿y por qué harían el pequeño hallazgo si me citaran? No es porque me citarían, sino porque por el hecho de citarme ellos evocarían el contexto, a saber, el CONTEXTO de pelea en el que yo impulso todo eso. Por el solo hecho de enunciarlo, en ese contexto de pelea, eso me remitiría a mi lugar, eso les permitiría a ellos hacer el hallazgo posterior y decir: pero veamos… eso es groseramente incompleto ¡se puede decir algo tanto más inteligente! Pero vean, hay un obstáculo… eso se llama alienación”.

Con “hacer escuela” no nos referimos a una institución en particular, sino al gesto de transmisión que recalienta el guiso del “saber establecido” (término de R.R.Ponte), pero que además ubicados en el lugar de la posición crítica, hacen escuela de la “crítica establecida”.

Eso coloca al estudiantado en la opción de “construir un estilo” en un recorrido singular mediante distintas transferencias, o la incorporación mimética impostada para seguir sosteniendo “la escuela” y al maestro.

Nuestra posición es que lo importa verdaderamente son las prácticas, pero estas no se componen del espontaneísmo ingenuo de aquellos que van con las pancartas del bien, sino que implican una relación de cuestionamiento con el saber establecido, a los fines de construir un marco de no-saber en el que pueda inscribirse un saber inédito.

Como decía Oscar Masotta al momento de fundar una Biblioteca de Psicoanálisis en Galicia en noviembre del 76. “Pero no alienta que hablemos ya de este tipo de cuestiones, No es un poco prematuro? Sobre todo que según me dicen aún no hay analistas en Galicia. Pero está bien: sobre todo que hablemos… y ello por una razón fundamental: porque al menos en un sentido (lo que digo no es una afirmación antiintelectual) no se hace un psicoanalista con libros. La transmisión de la teoría supone en psicoanálisis el análisis del analista y su relación con otros analistas, lo que supone siempre una cierta transmisión oral del saber. Esta transmisión pertenece al discurso psicoanalítico”


sábado, 9 de octubre de 2010

Broda volvé, te perdonamos!



En respuesta al post de Ramble:

El caso de Carlos Pierini, constituye un ejemplo del concepto que legara arteramente el mingo Cavallo: estanflación analítica: fenómeno producido cuando la actividad analítica no crece (está estancada) y hay un aumento sostenido de tilinguería (inflación progresista).

Es importante tomar nota que quienes manejan los medios de comunicación han comprendido que llevarlo a Broda para que desarrolle “el pensamiento mágico” ya no paga lo de antes, esto ha producido que las convocatorias se hayan desplegado hacia distintas áreas de lo que podemos llamar “esferas del saber”, donde está inserto socialmente el psicoanálisis.

El Lacanocookismo entiende que la esencia del método analítico es cuestionar el saber establecido, a los fines de construir un marco de no-saber en el que pueda inscribirse un saber inédito. Pero esto tiene un marco específico, que es el marco de las prácticas. Fuera de ellas hay personas que hablan de lo que se les antoja, y que cuando usan al psicoanálisis como soporte de saber, están mintiendo para seguir mojando la medialuna.

Según Pierini “seguir ídolos es una enfermedad”, “Maradona está en la serie de Mussolini, Franco y Hitler”, “tenemos un veneno tóxico inyectado en la sangre, está en todos, los maestros, ustedes, nosotros” (esto es por esencia el discurso paranoico), “esperamos al redentor, al protector, un poco está bien, pero siempre…”

Luego en su escrito enormemente difundido escribe:
“En realidad el que se ha chupado todo, desde alcohol hasta cocaína, ha sido Maradona. Nadie lo acusa ni lo maltrata por su triste enfermedad. (¿?)

“Talento sobraba, salvo que por amiguismo, ceguera, populismo patriotero o sencilla idiotez Maradona decidió no convocar a la mitad de los mejores; no solo no explotó los recursos que tenía, no los quiso ni ver.”

A la frase del Ramble: “Una maravilla del pensamiento psicosociohistóricopolítico, le falta que el tipo sabe de fútbol. Igual él avisó desde el principio del video, dijo: "acá la inteligencia no cuenta".

Así estamos, la verdad extrañamos a Mich, Guido Suller, Jacobo, Tusam….y a Broda, pa que ocultarlo!
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martes, 5 de octubre de 2010

Che Vuoi Guevarâ

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La figura del Testimonial ya había sido trabajada por el Lacanocookismo, habiendo sido interpretada entre los vectores a-a' , representados por Claudio Lozano y el Piojo Lopéz, en tanto ambos desbordan en el plano alpha por izquierda, señalando y arrojando el "centro" para el delantero que venga “derecho”. Es decir funcionales a la red significante del “campo del Otro” (Societatte Rurale).

Hemos encontrado recientemente nuevas aristas al problema, en tanto cierta singularidad en la estructuración del campo fantasmático, en términos no ya del “che vuoi” lacaniano, sino del “che vuoi Guevarâ”.




Así, en los momentos constitutivos, ante la imposibilidad de responder por lo que desea el otro primordial, interviene el Otro de la madre, arrojando la Significación Progre.

La Significación Progre, si bien conserva el carácter enigmático, lo sostiene en tanto velado. A esta razón le debemos que la construcción siguiente (el desarrollo psicobolche) sea siempre una posición que busca argumentos para una posición adoptada de antemano.

La (o) posición es siempre de antemano, porque permite sostener al Otro progre que lo separó de esa madre dadora de derechos, amor, nutrición, madre que encontró su dignidad civil recién en las elecciones de noviembre del '51.

Mientras sostiene este ideal Guevarista, articulado al fantasma “che vuoi”, el testimonial organiza el tejido de conciencia moral que lo convierte en un modelo de virtud cívica, efectivo agente de cambio social que, como las amapolas, arrojan los pétalos con facilidad, perfumando aulas y recintos; ejerciendo un suave efecto sedante sobre las populosas filas de la progresía intelectual.
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lunes, 4 de octubre de 2010

Turros

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La periodista y senadora Norma Morandini, aquella que recientemente se escondió como el ñandú permitiendo a sus colegionarios “militarizar la pobreza”, publica una columna titulada “Los pañuelos ya no son tan blancos”. En ella, correctísima, dice que evita la personalización, aunque un párrafo después:

“No juzgo personalmente a Hebe de Bonafini, pero sí la concepción antidemocrática que encarna, las risas complacientes de los que la aplauden, sin el coraje suficiente para decir que, en realidad, descreen de la democracia.”

“En la intolerancia, el desprecio a los que piensan diferente, desnudan la cultura política que sustentó esa tragedia…”

Dos significantes: Verdad y Justicia, constituyeron el refugio, la matriz política que resistió a la alboreada liberal. Ellas tenían que estar sosteniendo la ley, reguardando un intersticio que alojó a muchos, que no se permitieron caer en el cinismo de los que miraban para el costado.

Pero en esa época sobre los derechos humanos también habían “usos”, oh que horror…
Como dijera Héctor Jouve en aquella entrevista que dispara el debate del “no matarás”, luego de los procesos dictatoriales, las grandes corporaciones multinacionales empiezan a apoyar proyectos para los chicos de la calle, para los “derechos humanos”, etc.

“Después de haber desangrado pueblos enteros para hacerse multimillonarios, te arman una fundación y parte de eso que han saqueado a la gente lo devuelven en obras de caridad….te dicen: “vos tenés todas las libertades, podés optar por lo que vos quieras”… ¿te vas a hacer feminista? sí, no hay problema, hacelo, te ponemos el Banco Mundial y te pagamos. ¡El Banco Mundial les da guita a los grupos feministas! ¿para los derechos humanos? ¿lucha contra el racismo? ¡Pero claro que sí!, acá hay guita: se la pone el Banco Mundial o se la pone cualquier fundación de las grandes corporaciones. Pero no te metas con otras cosas. No vayas a querer demostrar que haría falta vivir de otra manera, que no vamos a ningún lado sino al que ellos quieren, que no podemos decidir hacia dónde queremos ir.”

Pareciera que al progresismo, no le gusta que los pañuelos se ensucien más y más en el lodo de la política. Pero hay que decir algo, pocos gestos son tan turros como manifestarse “enseñando lo que el otro tendría que hacer con su dolor”, más cuando el pedido es que compongan muestras de museos vivientes.

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