lunes, 9 de agosto de 2010

Test del Hombre bajo la Lluvia

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Ya que nos pidieron hacer un aporte a las pericias psicólogicas que deberán someterse los ex jefes de la policía porteña y nuestro querido Mauri, queremos desde el lacanocookismo presentarles lo siguiente. Se trata del cuanto menos conocido test de la persona bajo la lluvia, en el cual se intenta objetivar a una persona “en condiciones ambientales poco agradables” y “en las que la lluvia es un componente alterador.”


Situación inesperada o apremiante, mediante la cual el individuo tiene que responder con los primeros recursos que se le vienen a mano, sin tener tiempo de recurrir a las defensas habituales que amurallan la comodidad de un hábito, dejando así traslucir aquellos elementos que suelen ser borrados.

De todas maneras, formas van, formas vienen, nunca resultó complicado caer en la cuenta de qué es lo que se trata en este burdo artefacto hermenéutico en el que se intenta encasillar sintomáticamente a las personas a los requerimientos de las patronales de turno.

Por allí siempre se pretendió dar estatuto científico a pobretones enunciados y equivalencias de lo más sospechosas: persona que mira a la izquierda-persona que mira al pasado = conflictos no resueltos, persona que mira a la derecha-persona que mira al futuro = que apunta al crecimiento, etc.



No pretendemos ahondar en materia de todos conocida, ni hacer una crítica facilonga y/o progre -nunca fue nuestro objetivo-, al mencionado test. El observador atento podrá corroborar en nuestro discurso y en nuestra historia aquello que remarcamos, a saber: en los años de esplendor del lacanocookismo, aquellos en que Lacan situaba como el comienzo de toda ciencia, circulaba también por variopintos ambientes una variación de este archiconocido test. Como él mismo decía:

"Este test trata de una experiencia clásica, que fue llevada a cabo en la época en que el peronismo era divertido, en la época del verdadero peronismo, donde el 17 de octubre siempre era una fiesta, y nunca un triste comité de troskos. Nosotros, de igual modo, estamos en la época en que verdaderamente se trata del peronismo. Cuando más cerca del peronismo divertido estemos, más cerca estaremos del verdadero peronismo, a pesar de los Guardia de Hierro. Con el tiempo se irá desgastando, se hará por aproximaciones y triquiñuelas. Ya no se comprenderá nada de lo que se hace, así como ya no es necesario comprender nada del justicialismo para hacer un peronismo. Regocijémonos pues, aún hacemos peronismo." (Seminario 1 "Los escritos técnicos de Perón". Clase 7, La tópica del lacanocookismo. 24 de Febrero de 1954 (primera parte)

Se trataba no ya del célebre test del hombre bajo la lluvia, sino del verdadero, “El test del General bajo la lluvia”, surgido en el período de efervecenscia y despliegue del justicialismo analítico en su máximo esplendor, aquel cuando todas las ramas y disciplinas que estudiaban al hombre argentino, no podían eludir el baño justicialista que desde la constitución del '49 marcaba los pasos a seguir.

Este Test permitía obtener una semblanza, como decíamos, de una persona en las que la lluvia era un componente alterador. Pero hubiese sido una necedad seguir desconociendo el valor simbólico que conllevaba el registro de “la lluvia y el paraguas”, al actualizar en la memoria el retorno de Juan Domingo Perón, cobijado bajo el paraguas del sindicalista Rucci.




Este plus de sentido, frente al agregado de la situación desagradable, hacía que el tilingo ya no pudiese sostener su apariencia habitual y debiera recurrir a las defensas que normalmente se mantienen ocultas.

“El General bajo la lluvia”, como lo muestra el dibujo, acentuaba el momento en que el retorno no fue el esperado, en que la esperanza de los humildes, la sonrisa del tío Cámpora, todo fue tornándose en sangre, balas y por sobre todo, muerte. Pronto, las aguas turbias empezaron a subir. Como así también cuando el General viajó al Paraguay de Stroessner, el 6 de Junio del 74. Allí la copiosa lluvia, por no decir otra cosa, terminó tragando y llevándose puesto, no sólo al General -un poco menos de un mes después-, sino a las ilusiones de miles y miles de personas que militaron activamente y con alegría para hacer, no ya de este mundo, sino de esta pacata sociedad, un poco menos egoísta.

Resultados:

Dibujo pequeño del General Perón:
Timidez, aplastamiento, no reconocimiento, autodesvalorización, inseguridades, temores. Retraimiento, sentimiento de inadecuación, sentimiento de inferioridad, dependiente. Transmite sensación de encierro o incomodidad. También transmite introversión, falta de vitalidad, economía, ahorro, avaricia, inhibición, inadecuada percepción de sí mismo.

Dibujo grande del General Perón:
Necesidad de mostrarse, de ser reconocido, de ser tenido en cuenta. Autoexpansivo. Contraría que el Peronista trabaja para el MOVIMIENTO y que el que en su nombre sirve a un círculo, o a un caudillo, lo es solo de nombre. Si es un dibujo poco flexible, existe falta de adaptación (guardia de Hierro).

Dibujo muy grande del General Perón (en ocasiones utilizando dos hojas):
Controles internos deficientes, pero buen ritmo de bombo. Autoreaseguramiento. Ilusiones paranoides de grandiosidad que encubren sentimientos de inadecuación, pero dignidad en el uso del bombo. Megalomanía. Posible compensación de sentimientos de inseguridad. Musicalidad del unísono.

Dibujo mediano del General Perón:
Peronista bien ubicado en el espacio.

A-2) Emplazamiento:
Consideremos la hoja como universo y analizamos cuánto espacio ocupa este sujeto y en qué lugar se ubica.

Margen derecho:
Representa un modelo de dólar bajo, relación firme con el padre o la autoridad. Extrovertido. Pizza con champagne. Actividad, empuje, ambición, optimismo, excitación, euforia. Confianza en el futuro (proyecto, porvenir). Impaciente, vehemente, pasional.

Margen muy izquierdo:
Representa el pasado, lo inconsciente y preconsciente; lo materno y lo primario. Introversión, encerrarse en uno mismo. Pesimismo, debilidad, depresión, angustia neurótica, postergación, fatiga, desaliento, agotamiento.

Centro de la hoja:
Criterio ajustado a la realidad, la única verdad (embrollada en lo real). Equilibrio entre tendencias de introversión y extroversión

A-3) Trazos:

LINEA ARMÓNICA, ENTERA, FIRME:
Néstor.
LINEA ENTRECORTADA:
Lousteau.
LINEAS TIRANTES:
El Napia.
LINEAS DESCONECTADAS:
Carrió.
LINEA RECTA CON ONDULACIONES:
El Movimiento.
LINEA RECTA CON TEMBLOR:
Duhalde.
LINEA RECTA DEFINIDA PERO TOSCA:
Kunkel.
LINEA CON ÁNGULOS, GANCHOS O PICOS:
D'Elia
LINEAS SIN CONTROL O QUE ESCAPAN DEL CONTORNO DEL DIBUJO (EN ZIG-ZAG):
El Diego.


B) Análisis de Contenido:

b-1) Orientación ideológica de la persona.
b-2) Posturas frente a acontecimientos trascendentes
b-3) Textura tilinga
b-7) Paraguas de Rucci.
b-8) Reemplazo del paraguas por otros elementos (banderas, bombos).

b-9) Vínculos políticos con el bigotón cervecero.
b-10) Identidad sexual

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4 comentarios:

Artemio López dijo...

Sublime!...pero agregaría en el análisis de contenido al bigotón cervecero...
salu2!

Lacanocookistas dijo...

Gracias, claro, faltó... Ya está corregido. Está nombrado hasta el tincho lustó... omisión imperdonable.

Nando Bonatto dijo...

Excelente,aunque machista
falta el analisis de la compañera Cristina

Lucho y Sevan dijo...

a) Sin paraguas: sensación de inseguridad, desamparo, las condiciones ambientales o contextuales superan a la voluntad en forma aplastante.

b) El paraguas tapa sólo a Rucci (es el caso del dibujo): aceptación de las cosas como son. De las limitaciones e imposibilidades, de que el desamparo es algo aceptado y acordado.

c) El paraguas tapa a Rucci y a Perón: indefinición con respecto al lado en el que ubicarse, o ignorancia respecto a de qué lado se ubica aquello a lo que uno aspira.

d) Con paraguas y sin Rucci: negación de la realidad, idealismo utópico sin pies en la tierra.