Está en el ambiente. Un ambiente que trocó los salones de las instituciones por sitios más informales pero de alta efectividad comunicacional.
Según voceros de la Embajada, lo más llamativo del caso fue que los pedidos de censura partieron del propio país suramericano, que mantiene sus propias leyes del pase, ajustado en nombre de la moral pública, la crisis civilizatoria y las buenas costumbres, en fuerte oposición a lo que se conoció en las XV Jornadas de la Fundación Psiquiátrica William Norbert Alonso al respecto de la modalidad chirolita del psicoanálisis argentino: “Sigmund de las redes”.
Quién sí y quién no... fueron las definiciones pendientes a partir de una revisión macartista de comentarios y likes donde se puedan recabar: los efectos de reflujo estomacal y constipación que han generado quienes alegremente se han entregado a la alienación del discurso o a partir de la mímesis, se han identificado con oraciones sacadas de contexto, como otrora sucediera con chirolita. Éstos, dictaminó el prestigioso comité suramericano, no podrán ingresar sin el visto bueno a New York ni al resto de los United States, hasta que el candidato no sea considerado éticamente admisible.
“Sueño que alzo la proa,
y subo a la luna en la canoa
Y allí descanso hecha un remanso,
sin visa y con mero carnet.”
Esta vieja canción litoraleña, que marcó un punto de inflexión en el deseo de una buena cantidad de analistas argentinos, tendrá que esperar cómo evolucionará un conflicto lacanoamericano que muchos no están dispuestos a reconocer ni a des-escalar.